La encina (Quercus ilex), es un árbol de la familia de las fagáceas, también conocida en el entorno serrano como carrasca o chaparra, dependiendo de que el porte de la encina sea más arbustivo, principal consecuencia de la explotación ancestral para el carboneo 

En Guadalajara existen algo más de 63.000 hectáreas de terreno forestal poblado por encinas y en la Sierra Norte se pueden encontrar buenas representaciones de encinar salpicando el territorio.

Es frecuente encontrar también masas arbóreas mixtas, en las que el quejigo (Quercus faginea) se convierte en su principal compañero, pero también acompañando a estos aparece una buena representación de matorrales y herbáceas. La composición del suelo y las condiciones ambientales van a determinar en gran medida el cortejo florístico en cada caso, ya que el carácter silíceo o calizo del terreno va a dar lugar a la aparición de diferentes especies.

A veces los encinares se presentan de muy diversas maneras, pudiendo ser más ralos o claros y ocupados principalmente por especies de matorrales, formando alguna de sus etapas de degradación.

Las especies que se pueden encontrar serán diferentes en unas zonas u otras, por la naturaleza de los suelos ya comentada, siendo muy frecuente encontrar especies de aromáticas, como son el romero (Salvia rosmarinus), el cantueso (Lavandula stoechas), el espliego o lavanda (Lavandula latofolia), mejoranas (Thymus mastichina), tomillo salsero (Thymus zygis), y otras muchas, que además de añadir al paisaje estupendas fragancias, inundan de colores con sus flores los suelos de los encinares en primavera.

Se puede afirmar que el encinar es uno de los ecosistemas que albergan una mayor biodiversidad de todos lo que se pueden encontrar en el territorio peninsular, y a la vez representa un elemento clave para asegurar los servicios ambientales o ecosistémicos, entendiendo como tales los que aseguran la salud, la economía y la calidad de vida de las personas. Por esta razón es la responsabilidad de todos el conservar en buen estado estos y otros ecosistemas que aportan múltiples beneficios.

Las encinas ofrecen infinidad de recursos que muchos seres vivos aprovechan. No hace tanto tiempo que la leña de encina que se extraía de los montes para calentar las casas de los pueblos de la sierra, e indirectamente las masas forestales se mantenían en mejor estado para defenderse de los temidos incendios. Pero también el uso combinado de estos espacios forestales con la ganadería ofrece muchos beneficios tanto para defensa contra incendios como para el mantenimiento de una ganadería cada vez más escasa.

Pero las encinas en sí, sin ninguna actuación también ofrecen multitud de ventajas a otros seres vivos, siendo elementos clave para el cobijo y la reproducción de muchas especies de vertebrados, como son los mamíferos y aves. Rincones entre sus ramas o en el interior de sus troncos que suponen un lugar seguro en el que descansar, comer o reproducirse y asegurar su descendencia.

Entre las especies más representativas que se pueden encontrar en los encinares de la Sierra Norte, está el grupo de las rapaces, como es el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), el milano real (Milvus milvus), el busardo ratonero (Buteo buteo), y en el caso de las nocturnas el búho chico (Asio otus) y el cárabo (Strix aluco). Pero no nos olvidemos que existen multitud de seres vivos como son los invertebrados que son fundamentales para que exista la vida, como son las abejas y que en estos ecosistemas realizan la imprescindible polinización.

Cuidando los bosques y los seres vivos se asegura el futuro del planeta y de la especie humana.                                                       

Desde ADEL Sierra Norte se promocionan las actividades de ocio y recreativas, anteponiendo siempre el respeto y las buenas prácticas en el medio natural y la flora y fauna en particular, que representa un patrimonio público y un legado para las generaciones venideras.